miércoles, 13 de mayo de 2009

Corpus Christi en Granada




La fiesta fue creada institucionalmente por los Reyes Católicos como Fiesta Mayor tras la conquista de la ciudad. Su comienzo coincide con el jueves correspondiente al día del Corpus y a partir de ese momento se suceden ocho días de festejos. Es una fiesta tradicional con más de 500 años de historia. El recinto ferial, se encuentra en Almanjáyar, y es recomendable desplazarse en los autobuses que la empresa Rober pone a disposición durante todos los días festivos desde el medio día hasta bien entrada la madrugada. Las casetas para el tapeo se alzan entre la Plaza del Ayuntamiento y Bib-Rambla, por lo que suele albergar a gran número de viandantes que aprovechan para tomar el primer aperitivo o almorzar junto a los amigos. En la mayoría de las casetas se puede degustar los platos propios de la tierra, pucheros, gazpacho, choto al ajillo, fritura de pescado, espetos de sardinas... y los platos más comunes como el pollo con patatas, paella, pinchitos, bocadillos y embutidos. La gente se viste con los típicos trajes andaluces, salen los coches de caballos, hay casetas de feria y atracciones, numerosas corridas de toros y concursos de enganches.

Mapa de la Península XII

Mapa de Andalucía siglo XVII

Rafael Alberti


Rafael Alberti nació en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María el 16 de diciembre de 1902. Pintor antes que poeta, Alberti descubre esta vocación cuando, ya viviendo en Madrid, entra por primera vez en el Museo del Prado. No obstante, antes ya había dedicado parte de su tiempo a pintar los barcos y trasatlánticos que llegaban a su tierra natal. El refugio en la poesía lo busca cuando muere su padre y empieza a sentir la nostalgia de la bahía de Cádiz.

La pintura queda relegada a un segundo plano y empieza a introducirse en la Residencia de Estudiantes, donde se relaciona con los padres de lo que luego se conocería como la Generación del 27: Dámaso Alonso, Lorca, Gerardo Diego, Aleixandre,…

Sus primeros poemas fueron escritos entre 1920 y 1924, bajo el título Mar y Tierra, que más tarde quedarían recogidos en el libro titulado Marinero en Tierra, tras ganar el Premio Nacional de Literatura de 1924-1925. Otras de sus obras maestras, Sobre los ángeles, fue publicada en 1929.

Además del Nacional de Literatura, también obtuvo otros premios como el Lenin de la Paz, el Nacional de Teatro y el Cervantes de Literatura.

Un año después de casarse con la escritora María Teresa León, estrena su primera obra de teatro, El hombre deshabitado, y comienza a relacionarse en Francia con Picasso y escritores sudamericanos como César Vallejo o Alejo Carpentier. Empiezan los años de su exilio y ya no regresará a España hasta el año 1977.

Desde entonces y hasta su muerte, residió en su ciudad natal con su segunda esposa, María Asunción Mateo. Y allí, en El Puerto de Santa María, la Diputación de Cádiz ha creado una fundación que lleva su nombre y en la que está gran parte de su archivo y biblioteca personal.

Federico Garcia Loca



Además de una de las más famosas víctimas de la Guerra Civil española, Federico García Lorca fue uno de los poetas y dramaturgos más importantes de la primera mitad del siglo XX. Natural de la localidad granadina de Fuente Vaqueros, donde nace el 5 de julio de 1898, será un creador incansable, además de un gran viajero. Vivirá en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde entabla amistad con otras figuras de las artes como el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel, y los poetas Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez. También pasará un tiempo en Estados Unidos, concretamente en Nueva York, y en Cuba. Las obras de este último período americano están reunidas en su conocido libro de poemas Poeta en Nueva York.

En España, de nuevo, creará el teatro universitario ambulante La Barraca, con la que monta obras de los grandes maestros españoles como Calderón, Cervantes o Lope de Vega. La influencia de su región natal, Andalucía, y de las tradiciones españolas se ve reflejada en todas sus obras: Yerma, Bodas de Sangre, Cancionero Gitano, Poemas del Cante jondo,…

A los pocos días de estallar la Guerra Civil, el 19 de agosto de 1936, es fusilado en Granada, ciudad a la que había llegado huyendo de Madrid, buscando la tranquilidad. Tras una denuncia anónima, fue arrestado por milicianos nacionalistas. Deja inéditas e inconclusas numerosas obras.

En la vega granadina se encuentra la Huerta de San Vicente, casa familiar en la que García Lorca pasó numerosas temporadas y escribió alguna de sus mejores obras. Ahora es una Casa-Museo en la que se pueden contemplar muebles, cuadros y objetos personales del poeta y su familia. También es sede de conferencias, conciertos y lecturas poéticas.

Blas Infante




Conocido y reconocido como el Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante nació un 5 de julio de 1885 en la localidad malagueña de Casares. Fue mientras estudiaba como alumno libre en la Facultad de Derecho de Granada cuando empieza a pensar en Andalucía como un territorio con derecho al autogobierno. Heredero de los movimientos republicanos y federalistas del siglo XIX, dedica parte de su vida a luchar por la defensa de los derechos del pueblo andaluz y por su resurgimiento socioeconómico.

Tras licenciarse en Derecho y ganar las oposiciones a notaría, se traslada al municipio sevillano de Cantillana, donde ejercerá como notario. Estando tan próximo a Sevilla, entra en contacto con el mundo intelectual y político de la capital sevillana, entre los que se hallan regionalistas convencidos. Cinco años más tarde de su traslado a la provincia sevillana, en 1915, publica Ideal Andaluz, donde expone su visión de la historia y los problemas de Andalucía y que hoy es obra clave del andalucismo.

Jurista, historiador, antropólogo, musicólogo, escritor y periodista, además de lector y estudioso voraz, ejerce un papel decisivo en la definición y popularización de los símbolos de Andalucía: la bandera, que es la vieja bandera verde y blanca andalusí documentada desde 1095; el escudo inspirado en el de Cádiz; y el himno, del que él mismo compone la letra, adaptándola a la antigua melodía del Santo Dios, canción religiosa que entonaban los jornaleros andaluces al finalizar el día de trabajo.

El 10 de agosto de 1936, es fusilado por falangistas, tras ser detenido días antes en su casa de la localidad sevillana de Coria del Río; aquella que construyó inspirándose en la arquitectura de Al-Andalus y que él personalmente decoró.

lunes, 11 de mayo de 2009

Batalla de Trafalgar




El 21 de Octubre de 1805, una flota británica comandada por Horacio Nelson venció a una escuadra combinada franco-española, frente al cabo de Trafalgar –lugar que dio su nombre a la batalla- entre Cádiz y Tarifa. El comandante británico Nelson murió, a bordo de su buque insignia HMS Victory, a consecuencia de las heridas recibidas en los albores del combate, lo que convirtió en triste a aquel día para ambas marinas: para la franco-española, por la muerte de muchos de sus almirantes, y por su propia destrucción; para la inglesa porque, a pesar de lograr una fabulosa victoria, perdía a uno de sus líderes militares más carismáticos y respetados de toda su historia.

Desde un principio, todo estuvo mal planteado del lado franco-español. Villeneuve –comandante de las fuerzas franco-españolas- decidió salir de Cádiz, donde estaba refugiada –y a salvo- la flota, en contra de los consejos de los almirantes españoles, que eran conscientes del peligro que suponía Nelson. Las noticias de que su sustituto al frente de la flota, enviado por un Napoleón que estaba harto de su inactividad, se dirigía a Cádiz, le hicieron salir del puerto de esta forma arriesgada, contra el consejo de sus expertos, buscando una última hazaña que le asegurara en el puesto. Una vez encontradas ambas flotas, la manera de presentar batalla planteada por Villeneuve tampoco fue la más apropiada. Nelson atacó por la retaguardia, y desarboló rápidamente la flota rival, que equivocó también las maniobras de giro. Cuando la batalla alcanzaba su momento trascendental, el francés Dumanoir decidió abandonar, junto con otras cuatro naves, lo que terminó de decantar la balanza y precipitar el desastre. Al final de la contienda sólo se salvaron cinco navíos españoles, y en un estado verdaderamente precario. Las bajas fueron cuantiosas: la flota franco-española perdió a dos mil ochocientos hombres, más de dos mil de ellos españoles, mientras que los ingleses sólo tuvieron que lamentar cuatrocientas bajas. Otros muchos, sin duda alguna, murieron poco después en los hospitales, y muchos de ellos hubieron de perecer en los naufragios posteriores. Porque el destino de muchos barcos fue más triste aún: casi todos los barcos españoles capturados por los ingleses se hundieron por una tormenta desencadenada poco después de la batalla.

Para los españoles la derrota significó que todos los esfuerzos de Godoy, encaminados a dotar a España de una poderosa marina de guerra, se iban al traste. Para Francia, la derrota significó una pérdida incalculable: su renuncia, definitiva y explícita, a una eventual invasión del Reino Unido. Para los británicos, en cambio, supuso el triunfo la consolidación de su dominio de los océanos, sustituyendo definitivamente a España en esa posición.